25 Enero 2011
Lo que empezó como una charla de bar se ha convertido en un estudio universitario que ha tratado de desvelar quiénes son los internautas que suben contenidos a las redes P2P, las más populares para descargar películas de Internet. «Estas redes no son tan altruistas como en principio parece. No mantienen la filosofía del P2P, es decir compartir archivos entre iguales», explica el jefe del proyecto, Rubén Cuevas. Durante los ocho meses que ha durado el análisis advirtieron que el 75% de los contenidos los suben 100 personas.
Cuevas, responsable del departamento de Ingeniería Telemática de la Universidad Carlos III, junto con los investigadores Carmen Guerrero, Ángel Cuevas en colaboración con Michal Kryzcka, del Instituto IMDEA Networks, Sebastian Kaune, de la Universidad Técnica de Darmstadt (Alemania) y Reza Rejaie, de la Universidad de Oregón (EEUU), han realizado el trabajo.
La investigación analiza cómo se comportan los internautas que subieron más de 55.000 archivos a dos de los principales sitios para compartir contenidos: Mininova y The Pirate Bay. El estudio ha usado el programa BitTorrent para hacer seguimiento y tomar las muestras. Aunque saben su IP (protocolo de Internet, el número asignado a cada uno de los puntos de la Red) no pueden saber exactamente qué personas se encuentran detrás de ese número. «Un proveedor de ADSL sí podría saberlo, pero nosotros no, por motivos de privacidad», explica el académico Cuevas, cuyo equipo ha desarrollado una herramienta de seguimiento de IPs para este estudio.
Estos cien internautas que subieron el 75% de los contenidos tienen un perfil muy concreto. «Estos 100 iniciales son los que sacan beneficio. Al subir los archivos a Pirate Bay incluyen enlaces a sus webs, llenas de enlaces y publicidad por la que se lucran». En el estudio incluyen la cantidad media que obtienen por las páginas de enlaces: 300 dólares diarios. «Aunque algunas llegan a los 4.000 diarios. Es un gran negocio porque el mantenimiento es mínimo pero el beneficio grande», según el profesor.
En esta misma línea hace una reflexión con respecto a la Ley Sinde. «Me llama la atención que se quieran poner puertas al campo. Estudios como éste demuestran que la tecnología no tiene límites y que hay un modelo de negocio por explorar. Estas plataformas son una oportunidad».
En su opinión esta ley es inútil porque «los contenidos van a estar fuera de España. Aunque intenten limitar la entrada, los internautas pueden usar programas para falsear su IP y navegar libremente por estos servicios. Antes de lanzar leyes que no encajan tendrían que hacer un esfuerzo y consultar a los expertos».
En su investigación, financiada en parte por el IMDEA (Instituto Madrileño de Estudios Avanzados) también reflejan que las técnica más común para obtener los estrenos ya no es comprar una entrada de cine y grabar con disimulo. Así se creaban los denominados ‘screeners’. La vigilancia en las salas ha hecho que, habitualmente, se descarguen las películas en otro idioma y se acuda al cine con grabadora. Después se edita la pista de sonido para poner lo que se ha registrado en español. «Es artesanal», dice el profesor, «pero se usa». Otra técnica, sobre todo para los clásicos y las series, consiste en convertir el contenido del DVD a un formato exportable. Esta técnica se conoce como ‘ripeado’, de inglés ‘rip’, arañar.
Dentro de los internautas que suben contenidos a la red hay otras tipologías: los que ponen un nombre de archivo que no se corresponde con el contenido, o solo el principio de lo que se espera descargar. El responsable del estudio no tiene la certeza pero sí una intuición: «Pensamos que se hace desde la industria audiovisual para proteger su contenido. Ver que aparece una imagen en bucle o algo que no se espera, crea frustración y disuade a los que se descargan sin límite. Estos archivos afectan al sistema porque el porcentaje de contenidos falsos se mueve entre el 25% y el 30%».
En casi todos los casos solo son archivos con contenido que no se corresponde con los deseos del que quiere ver una peícula concreta, pero en algunos es peor. «Nos hemos encontrado con software malicioso (malware o spyware), son aparentemente contenido que hace de señuelo pero infecta el ordenador».
El estudio arroja una conclusión: aunque las redes P2P se pensaron para compartir archivos sin ánimo de lucro, al menos en esencia, y entre iguales, solo el 11% del contenido es original o creado por los propios usuarios que, por ejemplo, hacen un cortometraje o música que quieran dar a conocer.
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IMPACTO EN MEDIOS DEL ESTUDIO «IS CONTENT PUBLISHING IN BITTORRENT ALTRUISTIC OR PROFIT DRIVEN?» :
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