El 5G está desplegado, pero no siempre ofrece conexiones más rápidas que el 4G

Un estudio internacional en el que participa IMDEA Networks revela que la experiencia depende del operador y del lugar de conexión

24 Septiembre 2025

El 5G lleva años en nuestras vidas y en el mercado, mientras la industria ya pone la vista en su sucesor, el 6G. Sin embargo, ¿podemos decir que está plenamente implantado?

Un equipo internacional liderado por la Northeastern University, con participación de IMDEA Networks, TU Berlin, University of Porto, University of Oslo, Politecnico di Torino, Technical University of Denmark y Hewlett Packard Labs, ha buscado la respuesta. Durante un año midieron el rendimiento en varias ciudades de Europa y Norteamérica. La conclusión: el 5G está ampliamente desplegado en los grandes núcleos urbanos, pero sus beneficios no siempre se traducen en una experiencia mejor que la del 4G.

“Recopilamos datos controlados y de colaboración colectiva en ocho ciudades [Berlín, Turín, Oslo, Oporto, Madrid, Vancouver, Boston y Bay Area] y encontramos una sorprendente variación geográfica y a nivel de operador: algunas redes ofrecen un excelente rendimiento de enlace ascendente 5G, mientras que otras ofrecen poca o ninguna mejora con respecto a LTE”, explica Imran Khan, investigador predoctoral en Northeastern University y primer autor del trabajo.

Claudio Fiandrino, profesor asistente en IMDEA Networks, lo resume así: “la implementación de 5G en las principales ciudades se ha estabilizado, pero esa estabilidad aún no se ha traducido en ventajas consistentes de latencia frente a 4G/LTE: la realidad es más variada de lo que sugiere el marketing”.

El estudio combina mediciones colectivas a gran escala con una campaña de ondas milimétricas controlada, lo que aporta amplitud y profundidad a los resultados. Y el panorama que dibuja es desigual: en muchos lugares, 5G no ofrece ventajas claras en latencia sobre LTE. Las diferencias se deben menos a la etiqueta “5G” que, a decisiones del operador, como la banda de espectro, la densidad de despliegue o el uso de la nube y el edge.

Más allá de los resultados técnicos, el estudio pone el foco en lo que esto significa para usuarios y responsables de políticas: “Para muchos usuarios/as y aplicaciones reales actuales, cambiar a 5G no garantizará automáticamente un menor retraso ni una mejor capacidad de respuesta. Algunas celdas 5G ofrecen menos latencia, pero en otras el rendimiento puede ser similar o incluso peor al de LTE, según operador y ubicación. Por eso, las decisiones sobre servicios sensibles a la latencia deben basarse en mediciones reales, no solo en la generación tecnológica”, explica Fiandrino.

El equipo también advierte sobre el riesgo de dar ya el salto al 6G. “Existe el riesgo de inversión desperdiciada y expectativas públicas insatisfechas; asignación inadecuada de recursos hacia funciones promocionadas en lugar de solucionar problemas operativos (brechas de cobertura, ubicación de backhaul/edge, fragmentación del espectro); y posibles decisiones políticas y de mercado basadas en promesas optimistas en lugar de una realidad tangible. Esto también podría socavar la confianza si se promueven prematuramente las generaciones futuras (6G)”, advierte el investigador de IMDEA Networks.

La solución, insisten los autores, pasa por medir con anticipación y a gran escala. Hay que centrarse en la experiencia real de la persona usuaria antes de seguir avanzando y solucionar los problemas operativos y de implementación antes de pasar a la siguiente generación. Las políticas y las inversiones en 6G deberían guiarse por resultados transparentes y reproducibles.

En definitiva, el estudio concluye que, si bien el despliegue y la estabilidad del 5G parecen maduros en muchas zonas urbanas, los beneficios en términos de rendimiento (en particular, la latencia) aún son desiguales. Como destaca Fiandrino: “En términos de cobertura y estabilidad de despliegue, el 5G parece maduro en las grandes ciudades, pero aún no ha alcanzado la madurez completa en cuanto a fiabilidad, ventajas claras de rendimiento y experiencia de usuario en comparación con el 4G, especialmente en latencia. Por lo tanto, la madurez es condicional: implementado, sí; rendimiento consistentemente superior, todavía no».

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